miércoles, 25 de septiembre de 2024

                                                               ¿EXISTE DIOS?








¿Podemos juzgar nosotros las diferentes actitudes ante Dios?

No, porque sólo Dios sabe lo que realmente hay en el interior de un ser humano.

¿Podemos los creyentes ayudar a otros a cambiar su actitud?
Sí, porque es normal que entreguemos a los demás lo que nos hace felices, pero siempre desde el respeto y la comprensión.


                                   UN JOVEN 








¿Qué relación hay entre las ciencias y la fe religiosa en la explicación de todo lo que nos rodea?
La ciencia nos ayuda a entender, desde un punto de vista racional, cómo surgió el universo, de qué está hecho, cuál es su futuro. En cambio, la fe ofrece el significado existencial, religioso. Por qué existe este universo, por qué estamos aquí, por qué existe el bien y el mal, de dónde venimos, etcétera.
La ciencia y la fe tienen que ir de la mano porque la ciencia nos proporciona un enfoque y el enfoque nos ayuda a resolver preguntas, descubrir la verdad y concebir inventos . La fe nos proporciona perspectiva y la perspectiva nos ayuda a ver cómo nuestras creaciones y descubrimientos repercuten en una combinación vital para el éxito de las sociedades
¿Se contradicen Dios y la ciencia?
Si se entienden correctamente la ciencia y la religión, no pueden estar en contradicción porque se refieren a cuestiones diferentes. La ciencia y la religión son como dos ventanas distintas para mirar el mundo.


Georges Lemaitre, el cura católico que primero habló de la teoría del Big Bang

Georges Lemaitre

Fuente de la imagen,WikiCommons

Pie de foto,

La teoría del Big Bang es la mejor explicación científica que tenemos de cómo se creó el Universo.

Lo que es menos conocido es la historia de un hombre al que apenas ahora se le está dando el crédito que merece como el científico que nos dio esa teoría.

En 1923, un joven de un pequeño pueblo de Bélgica llegó a la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, para llamar a la puerta de uno de los científicos más conocidos de la época, Arthur Eddington.

Este astrofísico, quien fue quien verificó la teoría de la Relatividad de Albert Einstein, estaba acostumbrado a recibir estudiantes de todas partes del mundo.

Sin embargo, el joven belga que lo visitó era distinto: llevaba un atuendo de sacerdote católico.

Su nombre era Georges Lemaitre y ese año que pasó en Cambridge no sólo cambió su vida, sino también nuestra visión del Universo.

Hoy en día, a Lemaitre se le conoce como el padre del Big Bang.

"De acuerdo con la teoría del Big Bang, hace miles de millones de años, todo el Universo, con sus miles de millones de estrellas, planetas y galaxias podía caber en el ojo de una aguja", le explicó a la BBC el teólogo y físico David Wilkinson.

A partir de ese punto, el Universo se empezó a expandir rápidamente hasta llegar al tamaño quetiene en la actualidad.

Lemaitre fue quien empezó a hablar del "huevo cósmico" o la "teoría del átomo primigenio".

Fue el primero en proponer la teoría de la expansión del Universo que hoy en día se conocen como las leyes de Hubble, por el físico estadounidense Edwin Hubble.

Es por esto que muchos expertos lo consideran ahora como uno de los científicos y físicos más importantes del siglo XX.

"No es solo el padre del Big Bang. Creo que es el padre de la cosmología moderna", señaló John Farrell, biógrafo de Lemaitre.

Ciencia y fe en el padre del Big Bang, Georges Lemaître

El sacerdote Georges Lemaître es reconocido como uno de los más grandes físicos del siglo XX, en particular por su importante contribución a la teoría del Big Bang. Una auténtica espiritualidad es compatible con un trabajo científico y cómo un creyente puede ser, sin ningún problema, una figura de la investigación científica en el más alto nivel.



martes, 3 de septiembre de 2024

 




COMENZAMOS UN NUEVO CURSO CON ENERGIAS RENOVADAS , GANAS DE REENCONTRARNOS Y MUCHA ILUSIÓN.










Comparto con vosotros esta reflexión de "Reflejos de luz"


La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida


La sorpresa llega cuando algo que no esperamos acontece repentinamente.
La expresión de nuestra cara cambia, nuestro corazón se mueve por dentro.
Podemos tener sorpresas buenas o sorpresas malas... (que más bien son sustos).
En el caso de las sorpresas positivas, cuando las recibimos, el corazón se ensancha por dentro. De pronto nos sentimos queridos, amados por las personas que nos las dan, agradecidos por la amistad y la cercanía.
¡Qué bueno sería ser "portadores de sorpresas" para las personas con las que vivimos y trabajamos!.
Una sorpresa no siempre es un regalo envuelto con celofán. Con frecuencia las mejores sorpresas son las que se desprenden de la propia vida: cuando nos olvidamos de nosotros mismos, cuando damos generosamente, cuando hacemos reír al triste...
Jesús de Nazaret fue una sorpresa constante para las personas de su época, ¡quizá no estaban acostumbrados a tanto Amor derrochado!.
Y tú, ¿te atreves a hacer de tu vida una sorpresa?